jueves

Morrissey "Years of Refusal"




Sobre aseveraciones de este tenor, Steven Patrick Morrissey define desde los tiempos de The Smiths el lugar que ocupa en el rock y por dónde pasa la fascinación que provoca su figura de reverendo inadaptado. Pertenece a una estirpe de cantantes en extinción, una rara cruza entre el misterio de Scott Walker y la sabiduría mordaz de Leonard Cohen. Por eso cada vez que amenaza con retirarse, cambiar de residencia o editar un nuevo disco, suena la alarma redentora entre la feligresía del santo bocón. Es como un Indio Solari del rock inglés, pero con un poco más de humor y baja tolerancia a la falsa humildad. En la arrogancia de sus dichos continúa la línea de pensamiento que describen sus letras de soledad, hastío y romanticismo suicida, una pluma sardónica inspirada en las maravillosas provocaciones de Oscar Wilde.

A punto de cumplir 50 años, Mozzer lanza otro de sus discos esenciales: como en los mejores momentos de Viva Hate (1988), el insuperable Vauxhall & I (1994) o la resurrección que marcó You Are the Quarry (2004), Years of Refusal avanza sobre esquemas conocidos. ¿O acaso alguien esperaba un cambio de rumbo del amable bravucón que ha hecho de su obra un estilo de rock emocional, en el que las guitarras de la memoria rockabilly dominan la velocidad sin perder el efecto pop-rock de un estribillo ganador o el sentimentalismo cínico de una balada cantada en tiempos medios? De todos modos, aparecen algunas novedades, detalles de producción nuevamente a cargo de Jerry Finn, quien falleció hace unos meses a causa de una hemorragia cerebral y que suma su nombre al de Mick Ronson en la lista de productores que mueren luego de trabajar con Mozz. En primer lugar, sobresale la prepotencia guitarrera cuasipunk para imponer la sustancia eléctrica cada vez que el cantante exige furia despechada, y provocan sorpresa y hasta pavor las trompetas mariachis de la spaghetti western "When Last I Spoke to Carol", pero es sólo un desliz exótico en un disco armado sobre confesiones de rechazo y melodías para combatir las derrotas: "El que amo se anida en la mente, puedo romper este hechizo o aumentar el infierno" ("Black Cloud"); "¿Podría esto ser un brazo alrededor de mi cintura?, bien, seguramente la mano tiene un cuchillo" ("I’m OK by Myself"). Travesías heroicas como "I’m Throwing My Arms Around Paris", "It’s Not Your Birthday Anymore" o "You Were Good in Your Time" no hacen otra cosa que abonar la leyenda y, sumados a varios tracks de cepa Smith, completan una de esas obras que sólo pueden ofrecer aquellos artistas que son más amados que admirados.